lunes, 28 de abril de 2008

El Tratado De Libre Comercio Y Su Nucleo

Que la propiedad intelectual es el núcleo o el almendrón de las negociaciones del TLC, es prácticamente un consenso. En el seminario que sobre el tema organizó hace unos días la Fundación Agenda Colombia, que preside la ex ministra Cecilia López, se ratificó ese pensamiento. El conocimiento y los avances tecnológicos son el verdadero motor del crecimiento de las economías en este mundo globalizado. Y quien tenga acceso a ese conocimiento, o quien lo posea, es el que tiene la capacidad de crecer y por supuesto de hacerse más rico. Y aquellos a los que se les limite el acceso o se les haga imposible el mismo, por razones económicas, seguirán marginados y agobiados por los problemas sociales y por la pobreza.
El asunto es crítico. Lograr que los bienes ingresen al mercado estadounidense gracias a las rebajas arancelarias es importante y ayuda a crecer, pero no es algo de vida o
muerte. Por el contrario si no logramos transferencia de tecnología en condiciones apropiadas o si nuestros recursos naturales o lo que llaman nuestra diversidad deja de ser nuestra porque se apropian de ella las multinacionales dueñas del conocimiento científico, eso sí es grave y compromete el futuro del país.
El tema es complejo y muy amplio. Va mucho más allá de lo que se ha debatido públicamente sobre fármacos y genéricos. Por supuesto que la
salud pública hay que defenderla con todo y el acceso a medicamentos baratos es parte de esa lucha. Sin embargo el farmacéutico es apenas un punto de la agenda sobre la propiedad intelectual. Esta tiene que ver con patentes, con marcas, con los derechos de autor, con la piratería, con la apropiación de seres vivos como las plantas y animales, con la cooperación técnica y la transferencia de tecnología, con el Internet y con el derecho penal, pues se busca castigar con penas más severas a quienes infrinjan las normas que protegen el conocimiento y la tecnología. Los Estados Unidos lo que buscan, y eso lo dijo el señor Zoellick el año pasado, en una comunicación a la Cámara de Representantes de su país, es poner en línea a los países andinos con sus políticas, sus prácticas, sus leyes y todos los acuerdos internacionales sobre la materia.
Los Estados Unidos, se dijo en el seminario, utilizarán su gran
poder político en esta negociación. La razón es clara. Detrás de ese poder político hay un gran poder económico, representado en todas las multinacionales propietarias de las tecnologías y del dinero para hacer investigación y desarrollo. Será muy difícil, también se dijo, que acepten lo que interesa a los países en desarrollo y otorgarán concesiones comerciales para que éstos le giren cheques en el campo de la propiedad intelectual. La negociación es en el fondo un asunto de billete. Uno de los conferencistas anotaba que para los negociadores norteamericanos no existían palabras como caridad, buena voluntad, salud pública, derechos humanos, conocimiento tradicional, derechos de los niños, tratamiento humanitario y objetivos del milenio. Es decir que en la negociación no se puede apelar a la inequidad social porque eso no conmoverá a la contraparte.
Este es un almendrón complicado. El consejo de hablar claro, fuerte y de tener temas no negociables, es un buen consejo que no podemos despreciar.

No hay comentarios: