lunes, 28 de abril de 2008

PERU EN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO


El Perú enfrenta una situación similar a la de los otros países andinos. Por un lado, hay una expectativa exagerada por parte del gobierno peruano con respecto a los beneficios que el Tratado de Libre Comercio aportará al país. Por el otro, se resaltan las desventajas y los costos de este acuerdo y se insiste en que los negociadores andinos han cedido posiciones frente a su contraparte y que el mencionado Tratado está hecho a la medida de los intereses norteamericanos.
Las perspectivas del gobierno del Presidente Alejandro Toledo con respecto al Tratado con Estados Unidos se reducen a lograr el objetivo de crecimiento de la economía y de lograr mayores beneficios con respecto al acuerdo ATPDEA. Sin embargo, pareciera que esto no es condición sine qua non para la firma del Tratado, ya que el mismo Presidente ha declarado que el mismo se va a firmar "sí o sí". Si es cierto que el Tratado se va a firmar "sí o sí", ¿cuál es el propósito de la negociación? Esta situación debilita el poder negociador del Perú y del bloque andino frente a los Estados Unidos, debido a que sin importar las condiciones que éste último imponga, la administración Bush va a presentar un Tratado firmado para la ratificación. Además, pareciera que el discurso oficial entra en contradicciones porque el Ministro de Comercio Exterior, Alfredo Ferrero, sostuvo que sólo se firmará si este Tratado otorga más beneficios que el Sistema de Preferencias Arancelarias y Erradicación de la Droga (ATPDEA).
Más allá de estas consideraciones, se observa que la realidad económica del país es similar a la de Ecuador y Colombia, por lo que se puede esperar que los efectos del Tratado sean, también, de características similares. En primer lugar, los subsidios con los que la administración Bush protege a los agricultores norteamericanos impactan negativamente sobre el precio de los productos peruanos. Mientras este efecto distorsionado no se modifique, el Estado pretende subsidiar a los agricultores perjudicados por el ingreso de productos de Estados Unidos, lo cual estará relacionado con el volumen de producción o con la superficie cultivada; el obstáculo de esta política es que, como en el caso ecuatoriano, el Estado peruano no dispone de los recursos para solventar este tipo de paliativos.
Cabe mencionar que el Perú carece de políticas públicas orientadas a mejorar la competitividad y a fortalecer a los nuevos sectores de la economía, por lo que un Tratado de Libre Comercio se ve limitado respecto a sus beneficios. Sin embargo el MINCETUR (Ministerio de Comerio Exterio y Turismo) afirma que, debido a que el mercado estadounidense es 170 veces más grande que el del Perú y que ese país constituye la principal economía del mundo, las exportaciones peruanas se verán favorecidas y los indicadores macroeconómicos se mantendrán estables. Por ende, la calidad de vida de los ciudadanos peruanos mejorará (acceso del consumidor a productos más baratos y de mayor calidad y variedad, expansión de la oferta de empleo, incremento de los salarios reales en el sector exportador y disminución de las tasas de interés en el mediano plazo debido al menor riesgo país).
Por otra parte y con respecto a las negociaciones llevadas a cabo por el gobierno, éstas no cuentan con un marco legal que las regule, como si es el caso de los Estados Unidos, por lo que la población en general no dispone de información sobre este tema.
El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos beneficiará a ciertos sectores de la economía (exportadores), pero habrá sectores perjudicados tales como, la agricultura (competencia subsidiada de la agricultura norteamericana), los usuarios de medicamentos (precios más elevados debido a la extensión de patentes y disminución de medicamentos genéricos), las comunidades campesinas e indígenas (amenaza al patrimonio cultural por parte de las empresas farmacéuticas y agroindustriales) y el sistema legal y el Estado mismo (pérdida de autonomía frente al Tratado). Por otro lado, "permitirá una mayor estabilidad y seguridad jurídica de modo tal que los empresarios e inversionistas puedan invertir con reglas claras y transparentes, sin los temores de la inestabilidad que producen cambios jurídicos inesperados."
Ante esta perspectiva, la situación de los derechos humanos se ve comprometida. El Estado no será capaz de garantizar el respeto de los derechos económicos, sociales y culturales frente a los intereses y las presiones de las empresas transnacionales y del gobierno estadounidense. La falta de empleo, la pobreza y marginalidad social, la falta de acceso a la salud y a la educación constituyen violaciones a los derechos fundamentales, situación que se verá agravada por los efectos negativos en los distintos sectores productivos del país. A su vez, los derechos de los pueblos indígenas se verán afectados con la firma del Tratado y la llegada de inversiones extranjeras, aunque el gobierno peruano debe respetar el Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales (169) de la Organización Internacional del Trabajo el cual estipula que "Deberá reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y de posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan" (Art. 14, Inc. 1); que "Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes en sus tierras deberán protegerse especialmente" (Art. 15, Inc. 1); y que "En caso de que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los recursos del subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos deberán establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los pueblos interesados, a fin de determinar si los intereses de esos pueblos serían perjudicados, y en qué medida, antes de emprender o autorizar cualquier programa de prospección o explotación de los recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados deberán participar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales actividades, y percibir una indemnización equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como resultado de esas actividades" (Art. 15, Inc. 2).
Con respecto a los derechos culturales, cabe mencionar que en el marco de las negociaciones de este Tratado, el Perú incluyó un anexo sobre "reservas a futuro relativas a las industrias culturales así como a los asuntos relacionados con las comunidades campesinas, nativas y minorías". Esta reserva está orientada a la aplicación de subsidios a un conjunto de actividades relacionadas a lo cultural, tales como el cine, las artes audiovisuales y la música. No obstante, en lo tocante a las comunidades campesinas, nativas y minorías no se menciona el derecho a la tierra y a la explotación de la misma que estas comunidades tienen, ya que sólo se mencionan "las obligaciones básicas de no discriminación, restricciones cuantitativas, requisitos de desempeño, entre otras."
Por otro lado, los reales beneficios que el Tratado de Libre Comercio otorga a los países andinos en general y al Perú en particular consisten en la llegada de inversiones extranjeras con tecnologías de punta generadoras de empleo y la creación de nuevas industrias para cubrir nichos en el mercado norteamericano. Sin embargo, estos beneficios también presentan una contrapartida, a saber, estas inversiones y estas nuevas industrias se instalarán en los grandes centros urbanos a los efectos de aprovechar la infraestructura ya instalada, las facilidades de transporte y la mano de obra calificada, entre otros. Esto beneficiará sólo a estos centros, los cuales ya experimentan una concentración de la actividad económica, mientras que las áreas agrícolas, generalmente las más pobres del país, no recibirán las ventajas del Tratado

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